Ciertamente, NGC 2359, conocida comúnmente como el Casco de Thor, es una fascinante nebulosa que adorna nuestros cielos nocturnos. Esta nube cósmica se asemeja a un casco con alas extendiéndose hacia afuera, algo que sin duda estaría a la altura de un dios nórdico. Sin embargo, más que ser un simple tocado estelar, Thor's Helmet es una burbuja interestelar, inflada por el viento rápido proveniente de una estrella masiva situada en el centro de la burbuja.
La estrella central es un ejemplar de las llamadas estrellas Wolf-Rayet, que son gigantes extremadamente calientes y se cree que están en una etapa breve de evolución, justo antes del cataclísmico evento de una supernova. Estas estrellas son muy raras y representan una fase corta y muy avanzada en la vida de las estrellas masivas. Debido a sus intensos vientos estelares, expulsan hacia el espacio exterior sus capas exteriores, enriqueciendo el medio interestelar con elementos pesados.
Esta nebulosa se ubica a unos 15,000 años luz de la Tierra, en dirección a la constelación del Gran Perro (Canis Major), no la del Gran Overdog, que parece ser un error o un término ficticio. El tamaño de la nebulosa es aproximadamente de 30 años luz de diámetro, lo que subraya la enorme escala de este objeto astronómico relativo a las distancias que estamos acostumbrados a manejar en la Tierra.
La imagen que se logra capturar de NGC 2359 utilizando filtros de banda estrecha es particularmente impresionante, ya que revela no solo las estrellas en su apariencia natural, sino también estructuras filamentosas y complejos detalles de la propia nebulosa. Estos filtros son útiles para aislar ciertas longitudes de onda de la luz y pueden resaltar las emisiones específicas de gases como el hidrógeno y el oxígeno ionizado.
Se estima que la estrella central del Casco de Thor estallará en una supernova dentro de los próximos miles de años. Este evento no solo será espectacular a nivel visual, si pudiese ser observado, sino que también contribuirá masivamente a la distribución de elementos y a la reconfiguración de la región espacial circundante.
Como astrónomos, seguimos observando objetos como NGC 2359 para comprender mejor los procesos del final de la vida estelar y cómo estos influyen en la evolución galáctica. La astronomía es una ventana hacia nuestro pasado cósmico y, simultáneamente, un indicio de los futuros cambios en el vasto universo en el que vivimos.
Artículo actualizado el martes, 9 de enero de 2024
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